La vigésimo cuarta Conferencia de las Partes que se desarrolla en Katowice, Polonia debe ser capaz de entregar una respuesta política decisiva a las cuestiones que plantea el reciente “Informe especial sobre el calentamiento global de 1.5°C”, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Ese reporte confirma la necesidad de mantener el compromiso con los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento muy por debajo de los 2°C y continuar con los esfuerzos para limitarlo a 1,5°C.
El informe del IPCC destaca que el planeta ya se ha calentado en alrededor de un 1°C debido a la actividad humana. Como consecuencia de esa variación, el cambio climático está afectando a comunidades, ecosistemas y medios de subsistencia en todo el mundo; asimismo, algunos eventos, como las tormentas extremas, las inundaciones o las sequías, provocan impactos que con frecuencia afectan de manera desproporcionada a las personas más pobres y mas vulnerables. Algunas de las zonas más vulnerables a los impactos del cambio climático suelen ser las islas pequeñas, pero también las mega ciudades, las regiones costeras y las zonas montañosas.
Limitar el calentamiento a 1,5°C es posible, nos informa el IPCC, pero requiere poner en marcha transformaciones sin precedentes en todos los ámbitos de la sociedad y en las estructuras y actividades económicas principales, lo que requerirá una acelerada transición de la economía mundial, pese a las dificultades para sostener una tasa de crecimiento relativamente estable y a la persistencia de desigualdades considerables en la distribución del ingreso.
En consecuencia, durante las próximas dos décadas será necesario transformar los sistemas energéticos, de transporte, los sistemas agrícolas, el metabolismo urbano y los patrones de producción industrial, a la par que involucrar a los actores no estatales y regionales, y a la sociedad civil, e integrar la acción climática en el marco más amplio de las políticas públicas, que deberán contemplar las consecuencias de las transformaciones en áreas como el empleo y la seguridad alimentaria y fomentar el desarrollo de unas tecnologías innovadoras.
No obstante, para asegurar que esas transformaciones sean viables, en el conjunto de las dimensiones relevantes: la técnica, la económica, la social y la ambiental, es preciso que, en el plano internacional, el Acuerdo de París incluya las modalidades, procedimientos y orientaciones para hacer su efectiva su plena implementación. Sin olvidar ciertamente, que, para asegurar la legitimidad política de los procesos de transformación que se desplieguen, la dimensión ética debiera manifestarse en la observancia de un plexo de principios que son esenciales para la vida de las sociedades democráticas.
Por consiguiente hay una necesidad clara de trabajar para implementar oportunamente las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), en las que se especifica la naturaleza, magnitud y, con distinto nivel de detalle, la secuencia de los esfuerzos que los países se proponen realizar para hacer parte de la respuesta global al cambio climático. Y, luego, aumentar la ambición en las contribuciones sucesivas, para ir cerrando progresivamente la disparidad entre el nivel de las reducciones de emisiones planeadas y las necesarias para evitar el aumento de la temperatura mas allá de lo que especificara como meta global .
En Katowice debe culminar pues, según los planeado, luego de la temprana entrada en vigor del Acuerdo de París en 2016, la elaboración de las directrices que hagan posible la implementación plena de ese Acuerdo.
Esas directrices, al garantizar la transparencia de la acción colectiva para combatir el cambio climático, no solo contribuirán a la puesta en acto de los procesos de cambio, sino también a la construcción de confianza mutua entre las partes, imprescindible en un sistema de naturaleza compleja como el constituido por el Acuerdo de París. La transparencia en la acción y en la puesta a disposición de los medios de implementación permitirá también conocer y ponderar el apoyo, particularmente el financiero, que está siendo puesto a disposición de los países en desarrollo.
Poder mensurar con precisión el soporte financiero que se ha hecho disponible para la acción climática es vital, pues el financiamiento ha representado hasta aquí uno de los obstáculos centrales para el avance en la mitigación (pero también para los esfuerzos de adaptación) tanto en la mesa de negociación, cuanto en la práctica, en el desarrollo de estrategias, programas y proyectos destinados a combatir el cambio climático de manera sostenible.
Crédito de la imagen:Pacific Southwest Region 5, Flickr. CC BY 2.0.